Monday, March 19, 2012

Reseña de Al-Qaeda en contra del Islam, por Jean Pierre Filliu

Ahmed Rashid, en su libro Yihad, coincide con Jean Pierre Filliu en la muy acertada explicación del contenido básico del término religioso yihad, contemplado en el Corán, diciendo que es la búsqueda y el esfuerzo de cada fiel para perfeccionarse como ser humano y, que esto, a su vez, se presenta como una prueba de fe en Dios así como la voluntad de cumplir Su mandato en la Tierra; todo esto genera un beneficio que redunda en toda la comunidad a la que pertenece.

El Profeta Mahoma, a pesar de que en un hadiz él mismo hace una distinción entre yihad menor, es decir la militar, y yihad mayor, la espiritual a nivel individual y local, es uno de los hadices que los al-qaedistas rechazan, a nivel práctico, fuera de la mística individual, y desde mi punto de vista, es una razón enraizada en las campañas militares con el objetivo de la anexión de territorios por parte del Profeta es la forma de yihad que interesa a los grupos terroristas, y que se interpreta y materializa en una yihad paramilitar.

Mahoma mismo utilizó para este fin medios "pacíficos" o propagandísticos, modelo que Al-Qaeda copia en su versión más modernizada a través de la televisión o Internet o por medios propiamente bélicos y el método de la invasión y conquista. Esta forma de extensión del Islam en sus inicios por una figura tan venerada como Mahoma por todos los musulmanes ha podido introducir en la tradición musulmana, y así lo entienden los propios terroristas, en este caso, la idea de derrocar con militancia cuando es necesario a un gobernante injusto con su pueblo y con la religión, y que esté completamente justificado. Y aquí es donde entra en juego la acción política por medios bélicos y motivos religiosos que desde un punto de vista acomodado en el etnocentrismo occidental donde la cúpula política y religiosa están claramente separadas y diferenciadas pueda parecer difícil de comprender.

A pesar de todo, no es cierto que en el caso particular de Al-Qaeda, como si puede pasar con otros grupos calificados por Occidente como terrorista, ésta luche contra los regímenes corruptos y/o injustos en el mundo árabe y musulmán sino que se aprovecha de ellos viéndolos como potenciales caldos de cultivo en su objetivo de instaurar un régimen donde llevar a cabo su propio programa político.

            Al-Qaeda sin embargo, se ha nutrido y ha instaurado para su lucha y beneficio particular esta idea como base y filosofía del grupo, puesto que le permite disfrazarse de religión para convencer y alentar a personas que en su país se encuentran en una situación precaria, para serviles como mano de obra en sus cometidos claramente políticos y que se encuentran bien alejados de todo tipo de misticismo real. Así pues, no es posible, como el propio Jean Pierre Filliu afirma, calificar el caso de al-Qaeda como una oposición legítima a ningún nivel. A nivel socio-político todos sus ataques están dirigidos hacia las poblaciones civiles no hacia Estados, a pesar de que en su propaganda culpen de ello a los Estados Occidentales; dichas poblaciones, civiles en su inmensa mayoría, son víctimas musulmanas asesinadas en países árabes, estando terminantemente prohibido el derramamiento de sangre de un musulmán hacia otro en la religión islámica; por otro lado, a nivel religioso no tienen ningún reconocimiento, a pesar de calificarse a sí mismos como jeques, no teniendo siquiera una formación teológica y sin que gocen del apoyo de los ulemas, se basan en un número muy reducido de azoras descontextualizadas y hadices débiles, y se reservan la libertad de rechazar todos aquellos que no les convengan en su lucha particular. A los hadices que son seleccionados y arrancados los convierten en eslóganes que repiten incansablemente de una forma categórica e indiscutible para afianzar una justificación sobre la violencia extrema que ejercen.

            Esto es muy grave, puesto que reviste en sí mismo un conflicto y una lucha en contra de la misma religión musulmana que afecta a toda la Umma, y en especial, a los musulmanes más moderados, en concreto, a los que habitan en países donde ésta es sólo una minoría (como por ejemplo los inmigrantes musulmanes en Occidente y la oleada de xenofobia después del atentado del 11-S que, hoy en día, constituye en cierta medida el imaginario colectivo occidental sobre los musulmanes). Aún con todo y desgraciadamente, bien es cierto que diversos movimientos han encontrado en al-Qaeda un liderazgo y reconocimiento internacional donde poder refugiarse.

            La cuna y nacimiento de Al-Qaeda tuvo su origen en Pakistán en verano de 1988 entre otras muchas razones porque este Estado, primera república islámica de la historia contemporánea, nunca ha tenido unas fronteras claras y delimitadas ni con India ni con Afganistán, dadas diversas razones (con India véase el conflicto de Cachemira), lo que les permitía usarlo como centro neurálgico y logístico desde el cual podían moverse con libertad a los demás territorios limítrofes y entablar relaciones con distintos grupos en la misma línea corrompiéndoles aún más. 

            Los expertos coinciden, en algo que puede sonar a paradoja si nos basamos en la información que se recibe constantemente en Occidente, y es que Al-Qaeda se encuentra en su declive histórico a raíz de los atentados del 11-S puesto que no ha vuelto a tener una capacidad similar para perpetrar un nuevo atentado de las mimas características. Están teniendo, a su vez, problemas graves de reclutamiento y de un seguimiento en el inicial calado de su mensaje político; actualmente sus miembros se cuantifican tan sólo en unos 1000-2000 miembros repartidos por diversas partes del mundo y grupos que inicialmente se unieron a su filosofía, como pueden ser los talibanes, ahora les acusan de sus males.

No comments: