Sunday, January 07, 2007

Los problemas lingüísticos como problemas sociales

Lengua y fracaso escolar

Quizá el tema que este capítulo séptimo, del libro “El lenguaje en la sociedad – Una introducción a la sociolingüística”, titulado “Los problemas lingüísticos como problemas sociales”, nos destapa algo que, realmente, nos parece escabroso; cuanto menos, increíble.

Se plantea que la causa de todo desastre académico que los hijos de inmigrantes sufren es debido a su desconocimiento de la lengua del país de acogida. Bien es cierto que esto es una parte fundamental e indiscutible del problema pero se agudiza cuando el sujeto encuentra trabas y dificultades en la escuela justamente por su especial condición y la importancia que conlleva el tener una lengua diferente a la standard también implica diferencias en los contextos culturales entre la escuela y el hogar.

La escuela mediante la lengua juega, uno de los principales y más importante instrumento de socialización, un papel de importancia suma en cuanto a la instrucción de los alumnos inmigrantes para intentar solventar los conflictos que todo el tema de cambio sociolingüístico lleva implícito consigo para ellos.

Los hijos de inmigrantes, ya sea porque se encuentren desubicados cultural, social y lingüísticamente, se creen sin futuro en lugares donde las políticas casi inexistentes a favor de la integración y la diversidad son la raíz matriz del problema, unido, seguramente también, a su propia falta de motivación y a la de sus propios padres, tienden a entender que realmente la educación en los países de acogida está jerarquizada según el claro dominio de la lengua autóctona y la propia identidad nacional del sujeto, como sostienen los sociolingüísticas, dada la triste realidad de la situación.

En los estudios realizados sobre el éxito académico ligado al dominio de la lengua arroja que la mayoría de los inmigrantes abandonan los estudios, mientras que, los autóctonos gozan de todas las posibilidades para triunfar.

Los ejemplos más relevantes que se mencionan y caben destacar son:

En Canadá, los datos del Comité de Educación de Toronto correspondientes a 1969 y 1975 pusieron de manifiesto que los alumnos no anglohablantes que habían llegado al país como inmigrantes obtenían peores calificaciones y eran clasificados en grupos más bajos que los autóctonos.

En EEUU, los alumnos hispanos del “grado 12”, correspondiente a 1º-2º de Bachillerato aquí, llevan entre 3 y 3 años y medio de retraso según las normas nacionales de rendimiento escolar.

En Dinamarca, entre los años 1975 y 1978, no terminó la enseñanza media ni un solo alumno turco o paquistaní, las dos minorías étnicas más significativas del país; en Alemania por aquel entonces el porcentaje de no escolarización dentro de las minorías llegó a ser del 25%.

Esto trajo sus consecuencias y, evidentemente, después de la escolarización, o no, según los casos, los inmigrantes protagonizaron tasas de desempleo el doble de altas que los autóctonos y comenzaron las olas de vandalismo, robos, delincuencia... El fracaso escolar les condena, en gran medida, a nefastas situaciones psicológicas, económicas y sociales.

Sin embargo, las mismas estadísticas, de vez en cuando, logran desenmascarar excepciones dentro de las minorías inmigrantes. Tanto en EUU con en Gran Bretaña se han descubierto varios casos destacables en los que alumnos del sudeste asiático superaban ampliamente en rendimiento académico a sus compañeros blancos. Sus éxitos alcanzados, de todas formas, no les ha privado de sufrir las reacciones de quienes, autóctonos, compiten con ellos a la hora de acceder a empleos o plazas universitarias.

El bilingüismo a la par de la educación especial

El uso de instrumentos erróneos a la hora de evaluar la inteligencia y los conocimientos de los inmigrantes recién llegados para colocarlos en uno u otra nivel tiene, en buena medida, la culpa de que se les coloque en grupos para deficientes mentales; por ejemplo, en 1914, en EEUU, esto se vio incrementado en un casi 600%.

Los conceptos como “inteligencia”, “capacidad lingüística” o “bilingüismo” son incomprendidos por los educadores encargados de ellos.

Puesto que el éxito, como antes mencionábamos, se logra cuando el alumno domina el habla autóctona, el habla no standard se ve como ilógica y el bilingüismo como un problema para el alumno.

En varios de los primeros estudios sobre este tema se dijo que el bilingüismo ejercía una influencia negativa desde la más tierna infancia en el desarrollo de quienes lo “sufrían”, lo cual se usó como arma política para apoyar la instrucción monolingüe en la lengua mayoritaria.

El bilingüismo, pues, se presentó, y todavía aún se presenta en varios casos para mucha gente, como un problema puesto que se creía era imposible desarrollar de forma completa las capacidades lingüísticas necesarias en más de una lengua. Hoy en día, con nuestra más que necesaria globalizada instrucción, esto se cae por todos los lados cuando nos damos cuenta de que todo el mundo lucha por ser bilingüe e incluso políglota y se consigue sin problema alguno.

Los educadores siempre han intentado combatir el uso del dialectismo dentro de la escuela por considerarlo una forma errónea y defectuosa de usar la lengua standard.

De dos libros de bachillerato, editados en España en 1960 y 1962:

"Hay personas que al hablar español cometen defectos y errores de pronunciación que debemos evitar. Hay dos muy importantes: el seseo y el ceceo".

Pero gracias a estudios recientes sabemos que las estructuras de las variantes dialectales son igual de complejas, están igualmente sujetas a reglas y son igualmente aptas para argumentar que la lengua estándar. Y no solo eso, sino que forman parte de la configuración de la personalidad del hablante y puede estar en su perfecto derecho de no querer manifestarse en estándar al no sentirse 100% identificado con él, y aún menos en su contexto social.

En conclusión, son muchas las causas responsables de que el rendimiento escolar de los inmigrantes no sea exitoso: escasa exposición a la lengua que se imparte en la escuela, desajuste lingüístico y cultural entre la casa y la escuela, una calidad inferior de la educación que se les proporciona a los grupos minoritarios, estatus socioeconómico ampliamente desfavorable, prejuicios de los profesores hacia ellos (basándose en un habla correcta más que en una redacción impecable), actitudes negativas desde las mayorías hacia ellos y viceversa e incluso una ruptura de la transmisión cultural entre generaciones, que hoy en día, se ve como una de las causas principales de este fracaso.

Se ha puesto en manifiesto también que los prejuicios mencionados de los profesores sobre el dominio de la lengua estándar que sus alumnos inmigrantes puedan tener afecta a la calidad de la instrucción que se les da y se les asigna tareas mecánicas relacionadas con la lectura en vez de actividades que favorezcan la comprensión de lo escrito. Una vez que se les adjudica el título de “dominio ilimitado de la lengua estándar” ya se ha encontrado la explicación para su fracaso olvidándose del resto de factores.

La teoría del déficit y sus dos códigos

A mediados del siglo pasado, se propuso una teoría, llamada del déficit, mediante la cual se presentaba la existencia de dos códigos comunicativos, el restringido y el elaborado.

El código restringido es el accesible a todo el mundo, el que se habla habitualmente y que acepta una estructura profunda en la cual emisor y receptor compartan conocimientos que se omiten pero se sobreentienden.

Sin embargo, en la escuela, siempre se ha optado por el código restringido; éste no admite omisión alguna ni varias posibilidades a la hora de contestar.

Ejemplo: a una serie de niños se 5 años se les pide narrar la historia que ven en una serie de dibujos.

Versión elaborada

Tres chicos están jugando al fútbol y uno de los chicos le da una patada al balón y va hacia la ventana y el balón rompe el cristal y los chicos están mirando hacia allí y un hombre sale y les grita porque han roto el cristal así que se van corriendo y entonces esa mujer se asoma a la ventana y riñe a los niños.

Versión restringida

Están jugando al fútbol y él le da una patada al balón y va hacia allí rompe el cristal y miran y él sale y les grita porque lo han roto así que se van corriendo y entonces ella se asoma y los riñe.

Esta teoría presentaba la posibilidad de que, al ser el código elaborado la clave del éxito dentro de la escuela, si se les enseñaba a los inmigrantes en programas de “educación compensatoria” los niños inmigrantes entrarían en pie de igualdad con los autóctonos y tendrían las mismas posibilidades de éxito que ellos.

Cuando los resultados no fueron los que se esperaban se dedujo que estas políticas llegaban ya muy tarde y que los niños ya estaban socializados dentro del contexto de su minoría el cual no podía ser favorable cuando los niños blancos de clase media de habla mayoritaria eran los que triunfaban académicamente. Así que muchos radicalizaron el tema y fueron mucho más allá: si el deficiente no era el niño, debían ser las madres la que sufrían algún tipo de déficit... entraron ya en motivos, no solo ambientales, sino genéticos; entraron ya en prejuicios genéticos: la deficiencia venía dada por la genética de las minorías inmigrantes y/o de otras hablas subestándars.

Por otra parte, hay una fuerte desorientación en las actividades orales que se llevan a cabo para desarollar las capacidades lingüísticas de los niños inmigrantes; se les aplican métodos válidos para gente que domina totalmente el habla y que diferencia y entiende, inconscientemente, el uso del código elaborado que se usa en la escuela, del restringido.

Ejemplo: [P = Profesor; I = Inmigrante]

P: Quiero que compartas con nosotros algo que sea importante

D: En el verano, quiero decir, cuando vuelva a la escuela en septiembre, voy a tener un abrigo nuevo y ya lo tengo y es muy molón y cuando lo tuve ayer y cuando lo vi, mi hermano iba a salir. Cuando ví el abrigo sobre el sofá y se lo enseñé a mi hermana y yo estaba leyendo en alto algo en la bolsa y mi hermana mayor dijo”tienes que poner eso pa que no lo coja Keisha”, porque es mi hermana bebé y yo dije “no” y dije la bolsa de plático porque cuando ella estaba conmigo y mi primo...

P: Espera. Sigue con lo del abrigo. Te dije que solo podías hablar de una cosa.

I: Esto tenía que ver con mi...

P: Continúa.

[...]

De acuerdo con el concepto que de esta actividad tiene la educadora esta narración es difícil de seguir. La trama de la historia debe deducirse por razones que jamás quedan explícitas. La profesora le interrumpe para que la chica vuelva con el tema que ella cree principal, el abrigo.

Más tarde, cuando se le preguntó a la chica qué quería decir, se descubrió que lo de la bolsa venía porque ella no quería que su hermana bebé la cogiera para no asfixiarse con ella e iba a seguir con lo de su primo porque éste quería cogerlo con sus manos sucias.

El resultado es un desajuste de expectativas y estilo entre la profesora y la alumna y por lo tanto resulta imposible poder desarrollar la actividad de un modo adecuado. La chica interpretó las reiteradas interupciones como un ataque y una falta de interés por aquello que estaba contando y se siente reacia a volver a repetir la actividad por miedo a volver a incumplir lo que la profesora quiere, que por otra parte, tampoco queda explícito desde un primer momento.

Los profesores cuando mantienen un diálogo con su alumnado, les suelen dar pistas, les orientan para que lo que respondan esté bien y el sustento de sus historias vienen marcadas por su ambiente familiar; cuando profesora y alumno comparte sociedad, estatus e historia es mucho más fácil que el diálogo sea fluido y concluya de manera clara y exitosa.

Para los hijos de inmigrantes esto supone un problema, que o los educadores no entienden o no les interesa entender dado el esfuerzo extra en su trabajo que esto les supone, puesto que las realidades que ellos viven fuera de la escuela pueden ser radicalmente diferentes a la de los autóctonos y esto no es aceptado por el educador. Cuando este problema se liga al inacceso del código elaborado por parte del niño inmigrante nos encontramos con una de las claves de su fracaso escolar.

Los tests y los exámenes son relativos

En EEU hay una seria preocupación puesto que se ha advertido que en las pruebas realizadas a los alumnos parece que el nivel cultural está descendiendo estrepitosamente, y aunque esto sea probablemente más que cierto, también es verdad que los tests usados en los que esto se basa fueron diseñados para ser aplicados a una minoría blanca de clase media y prueba en qué medida se han conseguido las normas académicas que la clase media cree que dan acceso a niveles educativos de éxito.

No es extraño entonces que los resultados hayan sido tan nefastos cuando esos tests se aplicaron a un nuevo modelo de sociedad mucho más heterogénea que cuando se crearon. Además, existe verdaderamente una situación extrema en cuanto a que el correcto dominio de la lengua es un problema cuando los conceptos de “capacidad de lectura y escritura”, “competencia”, etc, se estrechan tanto que la experiencia lingüística que el alumno se encuentra en la escuela no se parece en absoluto a la que el alumno se enfrenta fuera de ella.

Las investigaciones demuestras que cuando se les aplica un test a los alumnos pertenecientes a una minoría basado en preguntas que midan específicamente su tipo de conocimiento lo consiguen superar.

Ejemplo: Un grupo de niños de color de educación media consiguió sacar 36 puntos más que el resto de sus compañeros blancos en el BITCH-100 [(Black Intelligent Test Of Cultural Homogeneity) Test de Inteligencia de Homogeneidad Cultural para Personas de Color], que contenía 100 palabras usadas habitualmente en el argot afroamericano. Esto deja en claro que los estudiantes blancos tienen menos posibilidades de adquirir ese léxico a través de ninguna experiencia cultural previa.

En otro test de inteligencia aplicado a portugueses de baja renta afincados en Massachussets muchos de los examinados no podían responder a la pregunta “¿De qué animal obtenemos el bacon?” y aunque el cerdo es corriente en la base alimenticia de los portugueses, no consiguen digerir bien el término “bacon” y todo hubiera sido diferente si les preguntasen por el “chorizo”.

Tanto el sustrato lingüístico como el cultural juegan un papel decisivo en cuanto a resolución de tests se refiere.

Cuando se les preguntó si era más correcto el donar dinero a una ONG o a un mendigo, los examinados contestaron que al mendigo puesto que en la cultura portuguesa esto está muy arraigado y extendido; en la norteamericana, en cambio, es impensable, que, frente a donarlo a una ONG, el mendigo sea la mejor opción.

Estos sesgos culturales son los que ha llevado a los sociolingüístas a recomendar y plantear otros métodos de evaluación basados en pruebas formales.

Tomar las medidas adecuadas

A partir de la segunda mitad del siglo XX se han empezado a promover y financiar programas contra la desigualdad y a favor de los derechos lingüísticos, y sociales, de los grupos minoritarios.

Parte de los educadores estadounidenses defienden un programa de bilingüismo transitorio, es decir, concederles clases bilingües hasta que su desarrollo del inglés sea lo bastante bueno como para poder tener un rendimiento escolar bueno, olvidándose de su lengua materna.

Esto sería algo nefasto para ellos puesto que abandonarían su lengua materna por no tener oportunidades para usarla y conocerla a la perfección.

En otros países, la educación bilingüe ha sido totalmente rechazada puesto que se piensa que el uso de la lengua materna en la escuela no hace más que retrasar la adquisición de la lengua mayoritaria y la integración del inmigrante.

Los educadores y sociolingüístas que fomentan programas educativos con la finalidad de conservar la lengua materna de las minorías poseen unas ideas políticas y sociales concretas en cuanto “pluralismo cultural e integración social” significan y ven en la asimilación forzosa algo nefasto para los niños inmigrantes puesto que nadie tiene el derecho de desarraigarles de su cultura y raíces aunque estén en un país de acogida que no las compartan ya que el derecho a la propia lengua, e incluso, dentro de la lengua mayoritaria, a los dialectos de ésta, es un derecho humano fundamental.

Sus detractores, gente con ideas políticas más que definidas y marcadas dentro del contexto político y socio-económico de cada país, en cambio, se basan en que fomentar y financiar a las minorías es ayudar al detrimento de los valores nacionales, de la lengua mayoritaria y de las prácticas culturales del país de acogida.

Saturday, January 06, 2007

Reflexión sobre la inmigración en España

Lo primero de lo que he podido darme cuenta es del miedo que la inmigración extranjera produce a la gran mayoría de la población española.

Miedo, puesto que con este “síndrome de nuevos ricos” que padecemos estamos experimentando por primera vez una fuerte entrada de inmigrantes en el país y no sabemos bien las consecuencias sociales (más bien identitarias) que esto pueda acarrear. La gente no entiende una identidad nacional y política constituida por gente de todas las etnias posibles. Esto se ve como un auténtico desarraigo (como si éste no se viniera dando desde siglos atrás (por ejemplo con la presencia de árabes y judíos en la península ibérica) y se produce el temor de la extinción del “verdadero español cañí” con su cultura y religión más tradicionales consigo cuando verdaderamente este estereotipo de español está prácticamente extinguido; es decir que, paradójicamente, tenemos una reacción en defensa a un cliché españolista que ya apenas casi nadie practica. Somos poco o nada cosmopolitas y esta mezcolanza de credos, culturas, etnias y costumbres nos aterra hasta el punto de rechazarlas más por miedo a lo anteriormente citado que por la propia convicción de racistas o xenófobos (puesto que no creo que haya verdaderamente mucha gente que se proclame ninguna de estas cosas a pesar de su recelo a la inmigración).

Otra de las cosas que más llama mi atención es que una vez te preocupas de indagar un poco más en este tema te das cuenta de que realmente hay una serie de tópicos que desfavorecen la imagen pública de este fenómeno, no sé ya si fuera de nuestras fronteras (aunque los datos muestras que en países como Alemania, Francia o Reino Unido, a pesar de los conflictos puntuales que se puedan haber dado, hay un alto grado de integración de los inmigrantes en sus sociedades), pero lo que es seguro es que se dan dentro de ella.

Tenemos una fuerte desinformación (quizá intencionada por los medios y los propios políticos) sobre la inmigración extranjera en España.

La gente tiende a creer que los inmigrantes nos roban los puestos de trabajo cuando realmente cubren aquellos que necesitan menos cualificación (a pesar de que la mayoría de los inmigrantes tienen muchos más estudios de lo que creemos) y que están peor remunerados precisamente porque son los puestos vacantes de una sociedad española que cada vez tendió más a estudiar y a ocupar puestos que requerían estudios algo más elevados; algo que, por otra parte, ha servido como fuerte activación de nuestra economía dada la rentabilización de los empresarios españoles al disponer de mano de obra barata. Y en vez de culpar al Gobierno por dejar que los empresarios se enriquezcan más al margen de lo legal, empleando a inmigrantes sin papeles, le echamos la culpa a los inmigrantes por ocupar puestos de trabajo cualesquiera y cualquiera que sea la remuneración que vayan a percibir puesto que necesitan sobrevivir en busca de ese futuro mejor que anhelan.

También se le da bombo mediático a las noticias de los cayucos (antes denominados pateras, no sé el porqué del cambio de nombre, quizá, cavilaciones mías, se deba a la disminución (hasta casi su desaparición por completo) de magrebíes en las pateras) cuando éste representa apenas el 5% de la inmigración total y que fomenta la animadversión hacia el colectivomagrebí y subsahariano y del cual nadie se plantea cómo entran los latinoamericanos (legalmente) por los aeropuertos ni los de Europa del Este por la frontera de Perpignan hasta hace poco ilegalmente en autobuses y desde que somos “la Europa de los 25” legalmente, al igual que los sudamericanos, con visados turistas. Como ya digo, la gente piensa que todos los inmigrantes sin papeles fueron ilegales desde un primer momento o que el Gobierno no presta atención a la “masiva entrada de inmigrantes ilegales al país”, cuando en realidad se convierten en ilegales cuando el visado turista que el mismo Estado español expide caduca a los 3 meses.

La gente tampoco sabe que se producen muchísimos más movimientos horizontales que verticales (es decir, por ejemplo, los latinoamericanos y los árabes emigran más a otros países latinoamericanos y árabes (con mayor riqueza que el suyo) respectivamente que al resto de países de acogida más occidentales y se queja de que hay un altísimo número de inmigrantes cuando en realidad son muy pocos (con respecto al resto de países desarrollados o incluso a los nombrados países horizontales) sólo que muy concretados en las capitales de provincia más importantes del país.

Solemos oír también que los inmigrantes se aprovechan de nuestras arcas en materias sociales y que no pagan ningún tipo de impuestos, cosa totalmente falsa, puesto que los que cotizan en la Seguridad Social no solo cubren sus gastos en materia social (por ejemplo, la sanidad) sino que han ayudado de manera determinante en la mejora de ellas cubriendo así las pensiones de nuestros mayores que tanto peligraban antaño. Los que no trabajan legalmente, seguramente compren comida en el súper y viajen en el transporte público y hasta donde yo sé eso conlleva pagar una parte de IVA, pero supongo que siempre es más fácil decir una sarta de mentiras fáciles y creíbles para quedar bien y/o aliviar los miedos ya citados. Dicen que una mentira dicha mil veces se convierte en una verdad; y esto muchos se lo han creído.

Cientos de veces habré oído que los inmigrantes no se integran, que no respetan y aunque bien es cierto que muchos rechazan integrarse, ya sea una forma de autodefensa, ya sea porque ellos también tienen ese temor de perder su identidad nacional, y que ellos mismos tampoco respetan su entorno (me viene a la mente la típica imagen de un grupo de inmigrantes que se hace con un parque, con unas canchas de fútbol o baloncesto, etc... que los hacen suyos y que ni siquiera respetan a nadie que por allí se le ocurra pasar), también hay otros muchos que sí se integran, que logran un armonioso equilibro entre su cultura y costumbres nativas y las de su país de acogida por muy imposible que esto parezca en la España de hoy. Como ya sabemos hay de todo en la cada del Señor, el problema es que cuando un grupo o persona (recalco, un grupo o persona de forma aislada, como el ejemplo antes citado) de inmigrantes no es cívico sistemáticamente esta idea se extiende a todos y cada uno del resto de inmigrantes de la misma nacionalidad facilitando así la tarea de rechazo de la sociedad para con este colectivo.

También se extrañan de que esta gente pida poder seguir adelante con sus costumbres en su país de acogida siempre y cuando éstas no interfieran con la cultura y, sobre todo, con la legalidad del país. Por ejemplo, ven algo grave en que los musulmanes afincados en España pidan que a sus hijos se les de en las escuelas una asignatura de religión musulmana cuando estamos en un país aconfesional pero en las aulas sí se dan clases optativas de religión cristiana. Si hay una demanda, ¿por qué no una oferta? De todas formas, esto ya se ha producido en cientos de colegios y, de hecho, la editorial SM (católica y marianista, por otro lado), con la colaboración del ministerio de educación y cultura, ha publicado ya un libro de texto de religión musulmana para alumnos de Educación Primaria.

También se suele tachar a la comunidad china de mafiosa pero como bien comentó Yaping Chen en su conferencia sobre la inmigración china en España, en un primer momento es posible que los inmigrados chinos reciban dinero de sus ayuntamientos de orígen (de las aldeas chinas de donde proceden) para asentarse aquí y crear redes que permitan prestar dinero al resto de compatriotas para que sigan abriendo más negocios, puesto que en la cultura china era muy importante ser tu propio empresario.
Esto es interesante y aunque quizá no sea aplicable al 100% de la inmigración china, como ya dije “hay de todo en la casa del Señor”, pero, de todos modos, aquí tenemos una buena explicación para el efecto masivo de las empresas chinas en España.

Otro punto interesante es que los políticos de la oposición (en la legislatura que sea liderada por el partido que sea) recriminan la regularización masiva por creer que esto provoca un efecto llamada (como siempre se tiene en mente los cayucos sobre todo) sin plantearse siquiera que la gente no viene por la promesa de ser legal sino por el simple hecho de llegar a un lugar donde poder disfrutar de unas condiciones de vida mejores que las de su país de origen arriesgando lo poco o nada que puedan tener. Pero es más fácil usar este tema como arma arrojadiza entre los diferentes partidos políticos e incluso entre la propia sociedad

Aunque hay mucha iniciativa por parte de sectores de la sociedad, de los propios inmigrantes, de ONG’s y colectivo bien es cierto que falta mucha política en materia social y económica dirigida a los inmigrantes; desde los partidos políticos se suele hacer promesas que luego no se finalizan y quedan en el olvido, y de verdad creo que es importante la presión desde abajo para que todo esto se cumpla y las condiciones de vida sean favorables para este colectivo ayudando así a su integración y que esto, cómo no, ayude a que cese la xenofobia.

Cierto es que en materia de ayuda económica muchas veces se vea antes favorecido el inmigrante de escaso poder económico y no el español de las mismas características lo que fomenta muchas veces “la ira” del nacional, pero este asunto es achacable a nuestras políticas demagogas y “políticamente correctas” (valga la redundancia) que al inmigrante en sí, que de ninguna de las formas.

Para finalizar esta reflexión, acabaré con algo que todos sabemos útil de la inmigración (de lo económico ya he hablado), sobre todo para los niveles culturales de la sociedad de este país (realmente bajos en comparación con los del resto de países desarrollados), la diversidad de culturas y el enriquecimiento por parte de la cultura de acogida cuando se ve nutrida de tantas y diferentes costumbres, creencias, culturas, credos, tradiciones, lenguas, etnias, gastronomía, literatura, historia de los diferentes países y etnias inmigradas. Algo realmente valioso que poco, y muy pocos, valoramos en esta sociedad y que sin duda hemos de echar mano de ello porque la cultura es educación y la educación es la tolerancia (la tolerancia no es sinónimo de indiferencia) y, por lo tanto, es saber estar y disfrutar de la convivencia juntos y derrocar barreras que tanta xenofobia crean.

* * *

Anexo I : El gendarme de color (negro), por Arturo Pérez Reverte [extraído de su libro: “Con ánimo de ofender” (Artículos 2003)]

Esta semana también va la cosa de moros y negros de color. Porque estoy sentado en el café parisién que es uno de mis apostaderos gabachos favoritos, cuando observo algo que me recuerda lo que tecleaba el otro día: un gendarme franchute, negro azul marino, multa al conductor de una furgoneta. Y el multado, un tipo rubio y con bigote que parece un repartidor de Seur del pueblo de Astérix, asiente contrito. Y hay que ver, me digo. Tanto que se habla en España de integración racial. Estamos a años luz, o sea, lejos de cojones. Porque integración es exactamente esto: que un guardia negro ponga una multa, y que el conductor baje las orejas. Y aquí paz y después gloria. Me imagino la escena en España. Y me parto. Ese guardia municipal negro que dice ahí no puede aparcar, caballero, o no se orine haciendo zigzag en la acera, o haga el favor de no pegarle a su señora en mitad de la calle. Y la reacción del interpelado. ¿A mí me va a decir un negrata de mierda dónde puedo aparcar o mear o darle de hostias a mi señora? Venga ya, hombre. Vete a la selva, chaval. A multar en un árbol a la mona Chita. 0 metidos en carretera, en la nacional IV por ejemplo, ese guardia civil que se quita el casco y aparece la cara de un moro del Rif diciéndole al conductor oiga usté, acaba de pisar la continua. Documentación, por favor. Y sople aquí. No veas la reacción del fulano del volante, y más si lleva una copa de más y va a gusto. ¿A mí? ¿Pedirme un moro cabrón los papeles a mí? ¿Y que encima sople? Anda y que le soplen el prepucio los camellos de su tierra. No te jode el Mojamé, de verde y en moto. Etcétera. Y sin embargo, ahí está la cuestión. En España, donde la demagogia y el cantamañanismo confunden integración con política y beneficencia, la cosa no estará a punto de caramelo hasta que uno suba a un taxi y el taxista sea de origen peruano, y el guardia tenga un abuelo nacido en Guinea, y el médico de urgencias provenga de Larache, y lo veamos como lo más normal del mundo, y por su parte todos esos taxistas, guardias, médicos, funcionarios o lo que sean, dejen de considerar a España un lugar donde ordeñar la vaca mientras están de paso, y la sientan como propia: un lugar donde vivir echando raíces, del mismo modo que otros se establecieron en Gran Bretaña o Francia, y al cabo de una o dos generaciones son tan británicos y franceses como el que más. Me levanté de la terraza parisién y fui a dar un paseo, y al rato vi una escuela infantil donde, bajo la bandera tricolor que allí ondea sin complejos en todas las escuelas, se leían las viejas palabras: Liberté, egalité, fraternité. Y por qué, me dije, salvando las distancias y los Le Pen y los ghettos marginales, que haberlos haylos, eso que es posible en Francia o Gran Bretaña no lo es en España. Cuánto tiempo tendrá que pasar. Porque la integración es ante todo una cuestión de tiempo y cultura: te instalas en una cultura extranjera, de la que te impregnas poco a poco, aceptas sus valores y cumples sus reglas, y a la vez la renuevas, enriqueciéndola en el mestizaje. La diferencia es que Francia y Gran Bretaña, que se respetan mucho a sí mismas, supieron cuidar siempre con extraordinario talento su historia nacional, su lengua principal y su cultura, manteniendo el concepto de comunidad, ámbito solidario y referencia ineludible. De modo que, cuando miembros de sus ex colonias

o inmigrantes diversos quisieron mudar de condición, a ellas viajaron y en ellas se reconocieron; o procuraron adoptarlas, para ser también adoptados por ellas. Ese sentimiento de pertenencia, a veces hecho de lazos muy sutiles, se fomenta todavía con una política exterior brillante y con una política cultural inteligente que nadie allí cuestiona en lo básico. A quien acojo y educo, me ama. Quien me ama, me conoce, me disfruta y me enriquece. Y al cabo esas son las claves: educación y cultura como vías para la integración. Pero mal pueden educar ni integrar gobernantes analfabetos, oposición irresponsable, oportunistas animales de bellota sin sentido solidario ni memoria histórica. A diferencia de Gran Bretaña o Francia, el inmigrante no encuentra en España sino confusión, amnesia, ignorancia, insolidaridad, cainismo. A ver cómo va a integrarse nadie en cinco mil reinos de taifas que se niegan y putean unos a otros. Aquí todo depende de dónde caigas, cómo respire el alcalde de cada pueblo y si la oenegé local está a favor o en contra. Y para eso los inmigrantes ya tienen su propia cultura, a menudo vieja y sólida. Así que nos miran y se descojonan.Que primero se integren. los españoles, o lo que sean estos gilipollas, dicen. Que se aclaren, y luego ya veremos. Mientras tanto conservan el velo, exigen mezquitas, salones de baile angoleños, restaurantes ecuatorianos con derecho de admisión, y pasan de mandar niños a la escuela. A falta de una patria generosa y coherente que los adopte, reconstruyen aquí la suya. Se quedan al margen, dispuestos a no mezclarse en esta mierda. Y hacen bien.