Sunday, September 16, 2012

Sobre la eliminación del arraigo social para los inmigrantes irregulares en España

El rumor sobre la eliminación del supuesto regulador a través de la vía del arraigo social para los inmigrantes irregulares lleva rondando varios meses, pero en el actual contexto priman las decisiones sobre cómo abordar la crisis financiera que España atraviesa y todavía no se ha materializado, a pesar de que varias voces del Partido Popular han admitido que así será. Resulta desde mi punto de vista preocupante y algo desconcertante, ya que es un indicador que deja en clara evidencia la falta de acuerdos entre los grandes partidos políticos de este país en materia social. Uno de los mayores errores político-administrativos es no reconocer que las situaciones estructurales no pueden depender exclusivamente de decisiones tomadas por causas coyunturales como la actual crisis económica. Esto provoca un serio décalage entre las decisiones políticas y la realidad social que vive la inmigración actual en España, un colectivo que está ligado al territorio de múltiples maneras.


En verano de 2011, período en el que todavía gobernaba el PSOE, la nueva ley de extranjería contempló expresamente, por primera vez, la posibilidad de la regularización por la vía del arraigo social, a pesar de que en la práctica se venía aplicando desde hace ya algunos años; unos meses después, el gobierno electo apoyado por el Partido Popular, elimina esta vía sin marcar ningún tipo de calendario ni presentar alternativas eficaces que hagan frente a las necesidades -específicas o básicas- de esta parte de la población. A esta línea incoherente también se suma la catastrófica puesta en marcha del Proyecto “Conoce tus leyes”. La participación en el mismo se convierte, desde el pasado 1 de Enero de 2012, en condición sinequanon para la obtención de un informe de arraigo social favorable que los inmigrantes necesitan para solicitar esta vía administrativa de regularización. El proyecto consiste en que los inmigrantes interesados acudan a ocho horas obligatorias de sesiones donde se les da a conocer el funcionamiento del estado español, se es facilita el conocimiento de las leyes españolas, se les da nociones para la búsqueda activa de empleo y otras cuestiones fundamentales. Desde que “Conoce tus leyes” entró en vigor en el caso de Madrid capital, su gestión e impartición ha recaído sobre los CEPIS y los CASIS, que pocos días antes aún seguían sin contar con toda la información ni con los medios pertinentes para gestionar el nuevo proyecto de manera adecuada a causa de la negligencia autonómica. Lo mismo ocurrió en muchos de los ayuntamientos de las localidades madrileñas, asociaciones de inmigrantes y proyectos de integración social que también absorben masivamente a este colectivo. Este proyecto es lo más similar al “contrato de integración” que el mismo Partido Popular venía reclamando desde hace años.

Está decisión del actual gobierno español se escuda en asentar las bases para una inmigración circular a través de dos vías: la contratación en origen o la petición de un visado específico para la búsqueda de empleo; una vez finalizado el contrato de trabajo la persona inmigrada volvería a su lugar de origen, cerrando el ciclo y no permitiendo la residencia indefinida en el territorio europeo. Esta nueva figura, que suponemos tardará, no sólo en entrar en vigor, si no en comenzar a expedirse dada la alta tasa de paro que sufre nuestro país, tampoco parece responder de forma directa a la situación de crisis económica ya que da lugar al habitual bucle burocrático al que están avocados algunos extranjeros. Muchos de los inmigrantes no regularizados son ya parte de la sociedad española de una forma estructural. Llevan viviendo aquí varios años, están trabajando o cobrando prestaciones por desempleo, tienen parejas autóctonas o sus hijos ya han nacido en este país. Todas estas situaciones hacen que el inmigrante tipo que ha llegado a España en las últimas décadas quiera quedarse y no piense en el retorno como solución a su precaria situación. Por ello, hará lo que esté en su mano para luchar por su regularización y la idea de marchar no se contempla o sería un fracaso. Esta medida, pues, podría incluso favorecer que volviera a darse un repunte de la compra ilegal de contratos laborales y estimularía la economía sumergida perpetuando la realidad laboral de un importante número de inmigrantes irregulares, como sucedió intensamente durante la década de los noventa y la siguiente, justo antes de las primeras regularizaciones masivas. Esta medida se suma, a su vez, al anuncio más reciente de dejar de prestar gratuitamente los servicios sanitarios a la población inmigrante irregular. Son medidas que empujan a parte de los inmigrantes a la marginalidad y a la pobreza al no estar dentro de los márgenes legales. La alternativa sería apoyar medidas que favorecieran y estimularan la inmigración ordenada y regular, pero en ningún caso deberá estar reñido con la inclusión social y laboral de una parte extranjera de la población que ya está asentada y con la que debemos convivir en armonía para obtener una sociedad sana y competitiva que nos permita integrarnos en el actual contexto global.

En definitiva, la migración es una realidad que ha de ser tratada y gestionada por encima de la inclinación política o de las coyunturas económicas, necesita un marco legal mucho más amplio y consensuado, porque la base para el éxito del estado es una sociedad estable y cohesionada. Sin embargo, si que es necesario superar los prejuicios, la intolerancia y la ignorancia fomentando el conocimiento, el respeto y la armonía religiosa entre todos los ciudadanos. Y como en el horizonte no se vislumbran alternativas, la supresión del arraigo social, es una de las muchas malas noticias que actualmente afectan a los ciudadanos y que comienza a ser costumbre oír. España no debería relegar durante más tiempo un pacto nacional sobre la inmigración, y ha de jugar un papel importante dentro de Europa, ya que ahí es donde también se juega el futuro de generaciones de origen extranjero que tampoco se sienten ya extranjeros.